El ex presidente de Bolivia, Evo Morales, obligó a Germán Cardona, coronel del Ejército boliviano, a salir de su país y viajar hasta España tras recibir múltiples amenazas de muerte por denunciar los pagos que Morales realizó a los líderes de Podemos a través de la Fundación CEPS. El viaje, que se produjo en 2015, lo realizó porque “no le quedó otra”. Así lo ha contado a OKDIARIO.
“Tras elevar el informe a mis superiores se me inició un proceso de persecución terrible. Pero no sólo a mi. También a mi familia y mis hijos. Llegaron incluso a intentar asesinarme”, relata Cardona. El militar relata a este periódico cómo cuatro compañeros suyos corruptos le encerraron en un cuarto y le provocaron un shock cardíaco. “Querían que me muriera”, recuerda aterrado. “Pero no lo lograron, mi hermano rompió la puerta de la habitación donde estaba y me llevó al hospital. Me salvó la vida”.
Cuando Cardona habla del informe se refiere al documento, clasificado como «ultrasecreto», en el que detallaba una investigación sobre una red de narcotráfico controlada por políticos de su país, en aquel momento en el Gobierno, y los vínculos económicos entre Evo Morales, Pablo Iglesias y Podemos.
“Tras estos hechos salí de Bolivia y me refugié en España durante un tiempo. Y allí, el 24 de junio de 2015 me llega un mensaje de Whatsapp que decía que si quería volver a ver vivo a mi hijo debía volver a Bolivia, retractarme y decir que todo era mentira. De lo contrario no volvería a ver a mi hijo vivo. Llamé a Santa Cruz y comprobé que mi hijo había desaparecido. Me puse muy nervioso. Redacté mi renuncia al refugio”, explica Cardona a OKDIARIO.
Pero había una última condición si quería volver a ver a su hijo sin vida: enviar una fotografía de los pasajes de retorno. “Cuando llegué me presionaban para que me retractara”. Como en un primer momento el militar no lo hizo, violaron y asesinaron a una persona de su entorno. Después un familiar suyo apareció muerto. “Ahí me di cuenta de que había un complot en mi contra. Posiblemente yo sería el siguiente”, lamenta.
La presión iba más allá. Porque también fue amenazado con ser procesado por un delito de traición a la patria y ser encarcelado durante 30 años. “Así que tuve que retractarme. Valía más la vida de mis hijos y la tranquilidad de mi familia que mis denuncias contra Evo Morales. Me quedé sólo”. Pero ahora que el ex presidente ya no está en Bolivia, recalca, no le tiembla el pulso para seguir denunciando la corrupción. Fuente: Okdiario.com