La obesidad y, en concreto, la acumulación de grasa en el abdomen son dos factores que favorecen el cáncer de colon.
EVITAR LA OBESIDAD
¿Cómo te perjudica? Según un estudio de la Universidad de California (EE. UU.), a mayor número de células grasas, sobre todo en la zona del abdomen, más leptina segregamos. Y esta hormona dificulta lo que los médicos llaman proceso de muerte celular programada o, lo que es lo mismo, que las células que se mueren sean correctamente reemplazadas por otras nuevas y sanas.
¿CUÁNTO TE AFECTA?
Como resultado de este proceso, tanto los hombres como las mujeres con obesidad abdominal tienen un riesgo un 52% más alto de desarrollar cáncer de colon. Los investigadores también han observado que, una vez desarrollado el tumor, el riesgo de mortalidad es un 30% más alto en las personas con obesidad.
TOMAR (ALGO) DE CAFÉ
¿Cómo influye? Científicos del Instituto Dana-Farber (EE. UU.) Han demostrado que tomar 4 tazas de café al día ayuda tanto a evitar que el cáncer reaparezca una vez ya se ha superado, como a aumentar las posibilidades de curación cuando se sufre.
¿Cuál es la razón? Los investigadores creen que se debe a que la cafeína mejora la resistencia a la insulina, por lo que el organismo necesita menos cantidad de esta sustancia, y esto a su vez reduce la inflamación. Las células cancerígenas crecen mejor en un ambiente de inflamación.
REDUCIR EL AZÚCAR
¿Por qué? Uno de los factores que más ha influido en el aumento de casos de cáncer colorrectal en los últimos años es el alto consumo de azúcares refinados: tomamos más de 30 kilos por persona al año. Y es que no solo cuenta el azúcar que añades al café o las infusiones: hay muchísimos productos comerciales que llevan azúcar añadido y que aumentan peligrosamente la cantidad que ingerimos a lo largo del día.
¿Qué ocurre? Tanto los azúcares como las harinas se transforman en el organismo en glucosa, que esel mayor inflamatorio que existe. Y el tumor, el de colon o cualquier otro, necesita el proceso de inflamación para multiplicarse.
MENOS CARNE
Y MÁS PESCADO
El riesgo sube un 17% si comes mucha carne roja. Consumir 390 g semanales (lo que equivale a dos filetes de ternera) aumenta el riesgo de cáncer de colon, según el American Institute for Cancer Research. La razón es su contenido en grasas saturadas, que favorecen la rápida proliferación de las células del colon.
Y baja un 43% si consumes pescado azul. Así lo ha cuantificado el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer. Los omega 3 del pescado azul reducen la inflamación del intestino. Además, elevan tu colesterol bueno, que actúa como antioxidante. Si los niveles son bajos, aumenta el estrés oxidativo y, por lo tanto, la destrucción de las células, lo que puede suponer el comienzo del cáncer.
FRUTAS Y VERDURAS
Frutas, verduras, legumbres y cereales integrales son los alimentos más ricos en fibra, de la que deberías tomar 30 g al día. Además, se ha demostrado que:
La fibra del salvado de trigo es la que más te protege frente a los adenomas (pólipos adenomatosos), que son los precursores del cáncer colorrectal. En concreto, frenan su crecimiento. Y justamente al aumentar de tamaño es cuando se vuelven malignos.
La fibra también contiene butirato, unos ácidos grasos de cadena corta que estimulan las defensas para frenar el tumor.
COGER LA BICICLETA
Esta recomendación viene avalada por una investigación realizada por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos y el Instituto del Cáncer de Shanghái (China).
10 HORAS SEMANALES
Tras hacer el seguimiento a más de 1.000 personas, los investigadores llegaron a la conclusión de que usar la bicicleta más de 10 horas a la semana reduce a menos de la mitad el riesgo de este tumor.
¿Por qué aleja el cáncer? Los motivos son tres: el bolo alimenticio pasa menos tiempo en el intestino, aumenta la respuesta a la insulina y estimula el sistema inmune. Todo ello previene el cáncer.
ALIMENTOS «PROTECTORES»
Aunque la Dieta Mediterránea, en su conjunto, es tu mejor aliado anti-cáncer, hay alimentos que son pura medicina para la salud intestinal:
Aceite de oliva. Favorece la correcta división celular, evitando la formación de pólipos. Para aprovecharte de estos beneficios, el aceite debe ser virgen extra.
Tomate. Contiene licopeno, un gran antioxidante. Esta sustancia se asimila mejor si lo preparas en salsa con aceite de oliva.
Ajo. Se ha demostrado que su consumo regular crea un efecto protector en el intestino.