De acuerdo con el Centro de Estudios de la Opinión Pública, dependiente del Gobierno, el 23,6 % de los participantes en la encuesta se pronunció contra las modificaciones a la Constitución, y el 76% a favor. El 0,4 % restante declaró que estropeó la papeleta.
Estos resultados se refieren a los primeros cuatro días de votación en la consulta, que comenzó el jueves de la semana pasada y que concluirá este miércoles.
Las enmiendas constitucionales ya fueron aprobadas por ambas cámaras del Parlamento y promulgadas por Putin, quien decidió someterlas a una «votación nacional» antes de su entrada en vigor.
El paquete de diversas modificaciones contempla la inclusión de Dios en el texto de la Constitución, refrenda el carácter heterosexual del matrimonio, establece la indexación de las pensiones y subraya que Rusia no cede territorios, entre muchas otras enmiendas.
El poder de Putin
Desde diversos sectores de la oposición, que han llamado a votar contra las enmiendas o a boicotear la consulta, se ha denunciado que el único objetivo de todas estas modificaciones es distraer la atención de la enmienda verdaderamente importante, la que permitiría a Putin permanecer en el poder hasta 2036.
Según la actual Constitución, el jefe del Kremlin no puede presentarse a la reelección en 2024, cuando concluye su actual mandato, ya que limita a dos los periodos presidenciales consecutivos.
Sin embargo, la innovación aprobada por el Parlamento elimina de la Constitución la palabra «consecutivos» y al mismo tiempo señala que a partir de su entrada en vigor no cuentan los mandatos ejercidos con anterioridad.
Rechazo opositor
Desde el inicio de la votación la semana pasada, los opositores rusos denunciaron a esta consulta como una farsa, subrayando por ejemplo que copias de la Carta Magna ya modificada se encuentran en venta en las librerías.
Las críticas opositoras se centran también en el procedimiento de la votación, que -sostienen- se presta para todo tipo de irregularidades, sin hablar ya de que se desarrolla en medio de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de Covid-19. Agencias