La jornada fue especialmente significativa ya que, más allá de anotar el gol decisivo para su equipo, que significó tres puntos clave en la recta final del campeonato, se trató de un adiós no solo a su club sino a una etapa de su vida como jugador en Brasil. Sin embargo, detrás de las cifras y los triunfos, Suárez reveló la realidad detrás de su rendimiento y el dolor que le acompaña día a día debido a una artrosis en la rodilla que le dificulta incluso jugar con su hijo. En una entrevista con el programa 100% Deporte de la radio Sport 890 de Uruguay, confesó la intensidad de su lesión y el tratamiento que requería antes de cada partido, admitiendo que su cuerpo le estaba pidiendo un cambio.
“En la parte externa de la rodilla derecha tengo una hiperextensión que hace que no me quede la rodilla extendida. Eso me quedó de la cirugía que me hice en 2020 en Barcelona en enero. Llevaba 3 meses trabajando y justo vino la pandemia, nos mandaron a encerrar y en el último mes terminé trabajando en mi casa solo. No es lo mismo que yo haga cuádriceps o trabajos que venga un fisio y te extienda bien la rodilla”, relató en una entrevista con la radio Sport 890, de Uruguay.
“Lo que siento es un pinchazo constante. La suerte que tengo es que no se me hincha la rodilla. Si me generara liquido no podría ni moverla. A veces se me traba, llega un límite que no la puedo doblar. Después de los partidos es impresionante. El día antes del partido me tomo tres pastillas, una al otro día a la mañana, y horas antes de jugar me pincho un Voltaren (antinflamatorio y analgésico)”, comentó sobre su día a día. “No es solo la rodilla. A veces me duelen los tendones de abajo por el mal apoyo. La espalda muchas veces me molesta pero por la forma de caminar por la renguera. Todos los días son trabajos diferentes, depende el dolor que sienta”, agregó el histórico delantero de la selección de Uruguay. Agencias