En el mercado hallas estos complejos en concentrados individuales o en compuestos, bajo nombres como Centrum ®, omega 3, Supradyn ®, Pharmaton ® o Memorex ®, entre otros. Estas combinaciones están integradas por varios de los ingredientes que a continuación presentamos.
Ginkgo biloba. El extracto de esta planta guarda relación con el desarrollo de la función cognitiva, la audición y la visión. Determinados estudios citados por la Asociación de Urología del Oeste de Nueva York lo vinculan con menores pérdida de memoria leve en los ancianos.
Coenzima Q10. Esta es una de las coenzimas que aporta más energía al cerebro. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos destacó en un artículo que la Q10 oral podría ser una estrategia antioxidante frente a las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer. La deficiencia de coenzima Q10 es enlazada a la pérdida de la memoria y a distintos grados de retraso mental, según lo reseñado por Revista Farmacéutica.
Magnesio. El magnesio está asociado al aprendizaje y la memoria a corto y a largo plazo, resalta la Revista de Neurología. La publicación añade que incrementar la concentración de este elemento en el cerebro también aumenta el número de sinapsis funcionales y activa las principales moléculas de señalización.
Vitaminas del complejo B. Todas las vitaminas que conforman el complejo B son esenciales para el organismo. Favorecen el trabajo del sistema nervioso y el metabolismo, influyendo en la capacidad de memorizar y de concentrarse. Nutrición Hospitalaria destaca que, junto con otros micronutrientes y minerales, la vitamina B desempeña efectos neuroprotectores y ventajosos para el rendimiento intelectual.
Vitamina C. La vitamina C es un poderoso antioxidante. Resguarda el cerebro del daño que ocasionan los radicales libres. Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) acotan que la mayoría de los suplementos multivitamínicos contienen vitamina C.
Vitamina E. Uno de los atributos de la vitamina E es su incidencia protectora en el sistema nervioso. Si bien es necesario ampliar las investigaciones, se cree que altas dosis de esta vitamina retrasan la evolución del alzhéimer en un diagnóstico de leve a moderado, como refiere la Clínica Mayo.
Zinc. Entre los tantos efectos del zinc en el organismo, se distingue su rol en el mantenimiento de la función cognitiva normal, en la intervención en la comunicación neuronal y en una probable participación en la fijación de recuerdos.
Omega 3. Algunos estudios acentúan el papel protector de los ácidos grasos omega 3 ante el deterioro cognitivo leve, la demencia y el riesgo y progresión del alzhéimer en los adultos mayores. Así lo indica un texto de Nutrición Hospitalaria.
El omega 3 cuenta con ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido alfa linolénico (ALA), con varios beneficios para la atención y la memoria, como describe la Revista de las Sociedades Canarias de Pediatría.
Colina. A este nutriente se le relaciona con la prevención de la pérdida de memoria. Es un aliado para que el sistema nervioso regule esta función y el estado de ánimo, apuntan los NIH. Asimismo, el boletín Nutrición Hospitalaria sugiere que en la etapa perinatal, el aporte de colina es básico para garantizar el desarrollo cognitivo y evitar defectos del tubo neural. En adultos mayores y en ancianos, la ingesta de este suplemento potencia el rendimiento en algunos procesos cognitivos y reduce la incidencia de demencia.
Ginseng. De la raíz de ginseng se aprovechan sus propiedades como estimulante para el desempeño cognitivo, el alivio del estrés y las mejoras en la circulación de sangre.