El caníbal y asesino de niños se llamaba Uey Sae-Ung y fue ejecutado en 1959. Ahora su cuerpo es la principal atracción de un museo forense. Esta es su historia. «No salgas de noche o vendrá Si Uey y te comerá el hígado», advierten desde hace décadas los padres para mantener a raya a sus hijos en Tailandia.
El caníbal y asesino de niños en Tailandia:
Uey Sae-Ung era un solitario inmigrante chino que se ganaba la vida como jardinero a domicilio pero que acabó pasando a la posteridad como una auténtica monstruosidad, acusado de secuestrar y asesinar a seis niños para comerse sus órganos.
Se le puede ver encerrado en una vitrina del museo forense del hospital Siriraj de la capital, una siniestra colección de fetos, restos humanos y aberraciones diversas de la que su momia es la principal atracción, bajo un cartel que durante años le ha descrito como «hombre que come a personas».
Su punto de vista no es muy compartido en Tailandia donde el prejuicio contra Si Uey -cuya vida ha sido objeto de dos películas, una serie de televisión y varios documentales- ha quedado fuertemente grabado en el imaginario popular del país. Si Uey admitió haber matado a Somboon para comerse sus vísceras y hacer lo mismo con cinco menores más en otras provincias del país, para alivio de la policía que resolvía de una tacada sendos misterios.
En los últimos años, el veredicto ha sido cuestionado en reportajes de la televisión local que revelaron incongruencias entre los hechos y la confesión de Si Uey, quien apenas hablaba tailandés, mostraron a padres de víctimas que lo exculparon y llegaron a identificar a un pariente de un cacique local como supuesto asesino.
Las irregularidades de la investigación policial y del proceso judicial, llevaron al activista a iniciar una campaña en change.org en la que, además de pedir al hospital que deje de exhibir el cuerpo, llamaba a contrarrestar el estigma en contra de Si Uey con la publicación de la autopsia. Las redes sociales auparon la campaña que tras recabar varias decenas de miles de firmas llevaron al hospital a tomar medidas: eliminar el nombre y la descripción como «caníbal» de la etiqueta que ahora le identifica solo como «preso del corredor de la muerte».
«Tenerlo ahí permite que los visitantes aprendan. Es un ejemplo para enseñar a los niños a tener cuidado, a no salir de noche de casa, y a aprender la manera correcta de comportarse».
«Si Uey era un miembro de nuestra comunidad. Queremos mostrar a la sociedad que no era una persona cruel tal como le percibe el público», comentaron.