Tratamientos de várices naturales para prevenir la aparición

Aunque la formación de várices no se puede prevenir, sí se puede evitar que empeoren o retrasar la formación de nuevas várices. A continuación, sobre la base de la información del Hospital Universitario de Barcelona, te sugerimos tratamientos caseros para las várices que son, en realidad, cambios de hábitos preventivos.

Muévete

Aunque el ejercicio no puede prevenir las várices, la actividad física puede disminuir los síntomas ya que mejora la circulación y tonifica los músculos. Esto evita que la sangre se acumule en las venas. Casi cualquier ejercicio que ponga en movimiento las piernas es importante. Por  ejemplo, andar en bicicleta, tomar una clase de aeróbicos, caminar o correr, subir las escaleras en el trabajo o en casa. Todos estos son buenos tratamientos para várices que ya aparecieron, o para evitar el avance de otras.

Baja de peso

Tener un exceso de peso hace que la mayoría de las personas sean menos activas, lo que significa que los músculos de sus piernas trabajen menos. Como resultado, el bombeo de la sangre desde las piernas hacia el corazón en las personas con sobrepeso por lo general es menos eficiente.

Come una dieta balanceada

Básicamente, una dieta balanceada ayudar a mantener un peso adecuado, y eso reduce la presión sobre las venas. Además, previene enfermedades cardiovasculares que pueden afetcar la circulación sanguínea.

Toma un descanso si estás de pie

Cuando estás de pie un rato largo, la sangre en las venas de las piernas hace un largo viaje cuesta arriba contra la fuerza de gravedad. Además, al no estar en movimiento, los músculos no se contraen y relajan, en consecuencia no colaboran con las venas. Como resultado, la sangre tiende a acumularse en las piernas, lo que podría llevar al desarrollo de venas varicosas. Si es posible, toma descansos frecuentes para caminar o, preferiblemente, siéntate con los pies en alto.

Y cuando estés de pie en un lugar, cambia tu peso de una pierna a la otra. También, de vez en cuando levántate en puntas de pie, así los músculos de las piernas se contraerán y ayudarán a empujar la sangre hacia el corazón.

Eleva las piernas

Eleva los pies por encima del nivel del corazón. Es una manera de utilizar la gravedad para ayudar a mover la sangre desde los pies hacia el corazón. Así, túmbate en un sofá y apoya los pies en el brazo, o pon tres o cuatro almohadas debajo de ellos. O túmbate en el suelo y descansa los pies en una silla o en la pared. Trata de elevar las piernas durante diez minutos una vez cada hora.

No te sientes por mucho tiempo

Las rodillas flexionadas y las caderas en el asiento complican y retrasan el retorno de la sangre al corazón . Así que si estás sentado mucho tiempo, es importante que te levantes y estires las piernas de vez en cuando. Lo mismo puede suceder si te sientas en una silla con un asiento que es demasiado profundo para tu longitud de pierna. El borde delantero de la silla se clava en la parte posterior de las rodillas y comprime los vasos sanguíneos. Mientras estás sentado realiza ejercicios para aumentar el flujo.

Usa ropa cómoda

Evita los pantalones u otras prendas que te queden apretados en la cintura o en la ingle, ya que pueden restringir el flujo de sangre en estos puntos de circulación importantes. Asimismo, usa calzado cómodo y evita los tacones altos. Los zapatos de tacones más bajos pueden servir para tonificar los músculos de la pantorrilla. Los músculos tonificados ayudan a la sangre a circular mejor por las venas.

Duerme con los pies elevados

¡Duerme con los pies elevados! Dormir con almohadas debajo de tus pies ayuda al tratamiento para las várices y a reducir la inflamación de las piernas. También podrías utilizar medias compresivas o recurrir a tratamientos alternativos como los masajes de drenaje, la fisioterapia o la presoterapia.