Por primera vez desde 2000, Estados Unidos despertó el miércoles sin saber quién será su próximo presidente tras una elección con participación récord cuyo escrutinio continúa en estados clave, aunque ello no impidió a Donald Trump proclamar victoria frente al demócrata Joe Biden.
El comicio contó con la mayor participación desde que las mujeres obtuvieron el derecho al voto: 66,9%, unos 160 millones de electores, contra 59,2% en 2016, según Elections Project.
Muchos estados están abrumados por la avalancha de sufragios por correo. En algunas ciudades, abrir los sobres y escanear las papeletas puede llevar varios días.
«Si todo sigue a este ritmo, tendremos los resultados totales en los próximos dos días», dijo a CNN Al Schmidt, jefe de la ciudad de Filadelfia, una gran reserva de votos demócratas en el estado clave de Pensilvania.
Y si la justicia se involucra, como en 2000, «podría durar semanas», dijo a la AFP Ed Foley, especialista en derecho electoral de la Universidad Estatal de Ohio.
VICTORIA, FRAUDE, JUSTICIA
En unos comicios marcados por la polarización, la pandemia y una histórica crisis económica, el mandatario republicano se proclamó ganador, denunció un fraude sin presentar pruebas y amenazó con acudir a la Corte Suprema, pese a que ambos aspirantes van cabeza a cabeza.
«Nosotros ganamos esta elección», dijo el mandatario en un discurso en la Casa Blanca al despuntar el miércoles. «Este es un fraude (…) Queremos que la votación se detenga», dijo, dando a entender que quería congelar los resultados y excluir las papeletas aún no escrutadas, algo que lo beneficiaría especialmente en Pensilvania, donde llevaba ventaja con resultados parciales.
La campaña de Biden rechazó las declaraciones de Trump como «indignantes» y «sin precedentes», y su equipo legal se dijo «listo para actuar» si el presidente trata de detener el recuento.
«Es un intento deliberado de privar a los ciudadanos estadounidenses de sus derechos democráticos», dijo la campaña demócrata, y aseguró estar dispuesta a «luchar» judicialmente si Trump va a la Corte Suprema.
La amenaza de Trump de intentar invalidar las papeletas porque no se contaron el día de las elecciones también causó un fuerte impacto entre los republicanos.
«Este argumento no tiene fundamento, no», dijo el republicano Chris Christie, exfiscal federal y exgobernador de Nueva Jersey, que asesoró al mandatario en la preparación de los debates presidenciales.
Joe Biden, de 77 años, desde su feudo en Wilmington, Delaware, se declaró «optimista» y llamó a los estadounidenses a tener «paciencia».
«¡Mantengan la fe, ganaremos!», prometió. «Esto no se acaba hasta que cada voto sea contado».
El espectro de una batalla judicial acecha ahora a la principal potencia mundial, ya sacudida por la pandemia y la recesión.