Con casi 4,5 millones de infectados y cerca de llegar a 300.000 muertos, el nuevo coronavirus ha afirmado su presencia destructiva entre las personas del mundo entero, causando, además, una crisis económica abismal y un creciente daño psicológico masivo. Mediante medidas como la distancia social, muchos países y hasta comunidades con una enorme densidad de población -y por eso, mayor posibilidad de contagio-, como la ciudad de Nueva York, han logrado aplanar la curva de casos nuevos de COVID-19. Pero eso no termina con la pandemia, que avanza también en América Latina y ha reaparecido en algunos países asiáticos, incluida China, aun en su primer epicentro, Wuhan. Para eso hace falta un grado de inmunidad mayor.
“La necesidad global de una vacuna y la enorme diversidad geográfica de la pandemia exigen más de un abordaje efectivo de una vacuna. Será esencial la colaboración entre empresas de biotecnología y farmacéuticas, muchas de las cuales ya presentan una variedad de abordajes de vacunas”, escribieron en un artículo para Science, que en sí es una infrecuente colaboración, las principales autoridades que participan en la lucha contra la pandemia en los Estados Unidos, entre ellas Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID), y Francis Collins, director del Instituto Nacional de Salud (NIH).
La propuesta —un programa público-privado de intercambio llamado Aceleremos las Intervenciones Terapéuticas y las Vacunas contra el COVID-19, que en inglés forma el acrónimo ACTIV— lleva también las firmas de Lawrence Corey, profesor de vacunas y enfermedades infecciosas en el Centro de Investigaciones Oncológicas Fred Hutchinson, de Seattle, y John Mascola, director del Centro de Investigación de Vacunas de NIAID. El plan incluye a gobiernos, empresas y organizaciones filantrópicas. Agencias