Priscila Pinell
Una tradición medieval cobra vida durante la Semana Santa y los protagonistas son los “Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro”, púes durante dos días estos hombres de fe, asumen la tarea de velar y cuidar al señor Jesucristo, así como hace siglos los templarios también lo hicieron.
Ochenta y cinco varones forman parte de la orden, su única motivación es su amor al “salvador”. Vestidos con un traje negro que simboliza el luto y guantes blancos; pues la urna donde esta Cristo es sagrada y no deben tocarla con las manos desnudas, acompañan la procesión.
“Los elementos litúrgicos son sagrados, somos indignos de tocarlos, por eso, utilizamos guantes blancos, ya que nosotros somos quienes llevan la urna del Santo Sepulcro”, expresó Jhorel Villarroel, miembro de la orden.
La llegada de la pandemia el pasado año impidió que la imagen del hijo de dios sea sacada a las principales calles de la ciudad, como es tradición. Este año tampoco se desarrollará la procesión, pero el sepulcro estará expuesto para que la población que desee visitarlo, pueda hacerlo en la Iglesia de la Compañía de Jesús.
Si bien, permanentemente tienen actividades relacionadas con el trabajo social, la Semana Santa, es una de las actividades más simbólicas e importantes de los caballeros, durante días se preparan para el Viernes Santo.
Jóvenes y adultos trabajan duro en la limpieza y el armado, sin descuidar el mínimo detalle, pues se trata de Jesucristo.
UNA RELIQUIA INSPIRADA EN FRANCIA
Villarroel contó que la sagrada urna fue traída por Simón Iturri Patiño a pedido de su esposa Albina Patiño, quien sentía mucho cariño por la iglesia de la Compañía de Jesús.
Artesanos franceses especializados son quienes elaboraron dos urnas, una destinada al Palacio Portales y la otra a la Catedral, pero como en esta ya no había espacio a pedido de Doña Albina se la trasladó a la Compañía.
Esta reliquia fue tallada en madera y bañada en pan de oro, los detalles que lucen son de mármol egipcio, además está adornada con las cuatro musas y querubines.
También fueron donados a la iglesia los tres clavos y la corona de espinas, elementos que forman parte de la procesión del Viernes Santo y recuerdan a los creyentes los padecimientos por los que pasó Jesús para salvar a la humanidad.
UNA ORDEN NACE DE LA FE
Una vez que la urna ya estaba en la iglesia, los devotos junto a las autoridades eclesiásticas determinaron sacar el Santo Sepulcro por la Plaza Principal.
Grande fue la algarabía y las muestras de fe de la población que, por primera vez presenciaba a Cristo bajado de la cruz fuera del templo, de esta experiencia espiritual y carga de simbolismo, es que nace la orden de “Los caballeros del Santo Sepulcro”.
De los primeros integrantes solo quedan los recuerdos; no obstante, la fe en el hijo de dios, permite que nuevos miembros se vayan sumando.
Pueden ingresar a la orden todos aquellos varones que tienen vocación de servicio y sienten un profundo amor por Jesucristo. El único requisito es ser bautizado dentro de la fe católica.
Muchos de los miembros forman parte de la orden desde generaciones pasadas, otros llegan por invitación de un caballero antiguo, pero las puertas están abiertas a todo hombre devoto. “Es un tema de motivación, no de herencia u obligación”, dijo Villarroel.
El misticismo se debe a la devoción
El párroco de la iglesia de la Compañía de Jesús, Javier Alejandro López Alarcón, se refirió a la devoción y el cúmulo de sentimientos de los fieles devotos y aseguró que son los elementos que otorgan el misticismo característico al Santo Sepulcro.
“La devoción de las personas hace que algo en particular adquiera un carácter místico o trascendental. Muchos devotos ven reflejado en su diario vivir la devoción, y eso hace que acompañen la procesión a través de la oración y las alabanzas.
López explicó que las procesiones, más allá, de ser una tradición de la Semana Santa, son una forma de catequizar a la población mostrándole el destino marcado para el hijo de dios, el salvador.