Desde el inicio de la cuarentena el uso de la bicicleta como un medio de transporte se volvió popular, ya que es el único que no tuvo restricciones y es considerado como el medio más seguro para evitar contagios de coronavirus.
Sin embargo, con la flexibilización de estas restricciones, poco a poco fueron disminuyendo la cantidad de ciclistas en las principales calles de la ciudad, porque los conductores no ceden el paso a los ciclistas, e incluso invaden las ciclorutas que se habilitaron.
La Alcaldía en coordinación con el Taller de Acupuntura Urbana (TAU) iniciaron con la ejecución de un proyecto que busca instalar 54 kilómetros de ciclorutas, para garantizar la seguridad de aquellas personas que opten la bicicleta para trasladarse diariamente.
Sin embargo, este proyecto avanza lentamente y de una forma casi improvisada. Pues, para instalar estas ciclorutas se optó por eliminar un carril de calles, que en su mayoría son angostas y con alto tráfico.
A un principio, la Alcaldía optó por poner bolardo para dividir el carril para ciclistas y el de los motorizados, pero estos son invadidos por vehículos particulares, públicos y motos e incluso algunos vecinos lo usan como estacionamiento.
Uno de los últimos tramos habilitado es el de la Ayacucho y Ecuador, donde los miembros de TAU pintaron, este fin de semana, el carril de ciclistas usando colores vivos, formas y mensajes para generar conciencia. Pero esto poco o nada sirvió, pues los vehículos pasan por el carril e incluso obligan a los ciclistas a orillarse porque ni siquiera bajan la velocidad.

Esta vía solo tiene dos carriles, uno destinado para las bicicletas y otro para los motorizados, pero éste es usado como parqueo. Además, la Alcaldía no cumplió con su parte de instalar los bolardos para proteger a los ciclistas.