Cayó en una trampa maldita. El empresario gallero, Julio César Aguirre Alegría (46) se convirtió sin querer en un blanco fácil y acabó muerto a manos de la delincuencia. Él ostentaba una vida de lujos y despilfarro con bellas mujeres extranjeras y acabó ‘pepeado’ por una exuberante venezolana que, además, junto con dos cómplices, lo torturaron y asesinaron para robarle más de 70 mil dólares, una colección de relojes, entre otros bienes de su vivienda, en Santa Anita.
Él llevaba una bolsa con sixpacks de cerveza y subieron coquetamente al departamento del hombre de negocios, ubicado en el cuarto piso. En los pisos inferiores vive la familia de él y no se percataron del hecho porque la víctima subió por una escalera independiente.
Allí empezaron a tomar algunas latas de cerveza y él hasta se atrevió a tomarse un ‘selfie’ con su guapa acompañante y enviarle la foto a su selecto grupo de amigos, con quienes comparte la afición a la crianza de gallos.