Víctor: Lustrabotas de rosa que sueña regresar con su familia y pagar sus deudas

Vestido de pantera rosa transita por las calles de Cochabamba hace 15 días, lleva consigo una cajita para lustrar zapatos, unas golosinas y dos peluches iguales a su traje, estos son sus únicos compañeros de trabajo en la Llajta.

Víctor Montaño llegó de La Paz hace medio mes, buscando mejorar su situación económica pues las cuentas en el banco lo agobian a él y su familia que ya no sabe de dónde sacar dinero, apenas les alcanza para sobrevivir.  

Su esposa y su hijita de 9 años esperan su regreso con la esperanza de que su situación mejore. Todas las noches le llega un mensaje para preguntarle como esta, y la pequeña le cuenta lo que hizo en el día, le dice que lo extraña y espera verlo pronto.

El amor de su familia es el único consuelo y aliento en su pequeña habitación en la avenida Aroma, la cual, solo la utiliza por las noches, pues su jornada inicia muy temprano y durante todo el día camina en busca de zapatos que lustrar.

Las pocas ganancias que obtuvo las invirtió en comprar una cajita de turrones para diversificar su fuente de ingresos, si no lustra, vende, pero jamás se da por vencido.

UN PERSONAJE, TRABAJO Y OPORTUNIDAD

Victor contó a LA VOZ que por la falta de ingresos se le ocurrió vestirse de pantera rosa para lustrar zapatos, pues si bien, hay muchas personas que trabajan sacando brillo a los calzados no todos lo hacen de forma tan llamativa.

“Mi traje en las mañanas y por las noches me abriga del frío, y tengo tolerancia al calor, solo debo sacarme la mascará para poder respirar bien, es parte de mi trabajo, es lo que tengo y agradezco a la vida por ello “, remarcó.

La perseverancia lo sacó adelante, y logró conseguir un trabajo más estable durante un tiempo, pero como nada es para siempre, fue retirado y decidió sacar un préstamo para comprar un automóvil y trabajar como taxista, con las ganancias pagaría al banco y sustentaría su familia.

El traje de pantera lo prestó para dar la oportunidad de trabajar a quien lo necesitaba, así como lo hizo el. Lamentablemente la estabilidad lograda no le duró mucho tiempo, pues un día mientras trabajaba fue impactado por otro vehículo, su taxi quedó destrozado y el sufrió heridas en la pierna.

La responsabilidad era del otro conductor, pero la madre de este le pidió llorando que arreglen entre ellos. “Como yo no tuve mamá, imagine lo que ella sentía y acepte, pero desaparecieron y no me pagaron”, lamentó.

Sin un trabajo estable con su taxi destrozado y cuentas que pagar Victor volvió al traje de pantera rosa y salió nuevamente a las calles, pero con más obligaciones.

“Es difícil, no puedo ni dormir, tengo mi familia, pero además deudas, solo pienso en trabajar duro y sueño con que este periodo tan complicado pase, solo resta dar vuelta la página y escribir otra historia”, expresó.

UNA FAMILIA DESPUÉS DE LA ORFANDAD

Víctor fue abandonado por su madre a los 15 días de haber nacido, y fue adoptado por sus tíos, su padre estuvo presente en su crianza muy poco tiempo.

Vivió con los tíos hasta los seis años, fue llevado a un hogar de acogida, Fundación La Paz y logró terminar la primaria. “Cuando era niño me escapaba al estadio para ver los partidos y eso molestó a mis tíos y terminé en un hogar”, contó.

SUEÑOS, FUTBOL Y DINERO

Víctor Montaño; si bien, reconoce que todo proyecto que quiera realizar tiene que ver con tener dinero, su sueño es estudiar comunicación social y dedicarse al periodismo deportivo.

“Mi sueño es trabajar en algo relacionado con el futbol, si no logró estudiar, sería feliz aunque trabajando como aguatero, pero ahora no puedo permitirme cumplir mis anhelos, primero debo velar por mi familia”, afirmó.

Sin perder la fe en que saldrá de la difícil situación por la que actualmente atraviesa, Victor apela a la solidaridad de los cochabambinos, pues afirmó que necesita todo tipo de colaboración desde víveres y ropa, hasta la oportunidad que le den de lustrar zapatos o le compren una golosina. Su número de celular es 699-21303, para quienes deseen contactarlo.

Pese a que las preocupaciones le dejan muy poco tiempo para disfrutar, aseveró que todo esto deja de atormentarlo cuando un niño sonríe al verlo disfrazado de pantera y pide sacarse una fotografía con él.