Vida circense: Detrás del show la carencia, solidaridad y la familia

Priscila Pinell

Vuelan por el aíre, sacan una sonrisa a los más serios, dedican su día a entrenar para dar el mejor espectáculo a quienes disfrutan del entretenimiento sano, los espectadores regresan a sus casas empapados de magia y arte, sin tener la menor idea como pasarán la noche esos artistas que se muestran siempre contentos.

La vida circense está llena de momentos difíciles y carencias. Aproximadamente dos horas de función, dos espectáculos diarios, tres los fines de semana son el motor que mueve su economía, pues el pan que se llevarán a la boca depende al 100 % de que los espectadores vayan a presenciar la función.

Son muchas las complicaciones por las que atraviesan esos “locos apasionados por el arte”, desde los riesgos que corren diariamente al caminar por una cuerda, lanzarse de mano en mano por el trapecio, equilibrarse en el monociclo, hasta esas caídas de los payasos que tanto divierten a los niños.

Además, están los peligros que también deben enfrentar con las torrenciales lluvias que dañan las carpas que diariamente están expuestas al sol y vientos fuertes que amenazan con llevarse sus herramientas más importantes.

SIN APOYO Y RELEGADOS

José Muñoz Orellana, el representante del circo Disney, lamentó la falta de apoyo de las autoridades, no solo del país, sino de toda Latinoamérica,

Las Alcaldías cobran el permiso por el terreno en que se instalan, pero no les brindan ningún respaldo, impulso o garantía que fomente el espectáculo que realizan.

Todos los artistas que hacen un número arriesgado ponen en peligro su vida diariamente, y en muchos circos el dueño no cuenta con los recursos para cubrir los gastos médicos, lo cual, los deja totalmente vulnerables.

PANDEMIA

La llegada de la pandemia del coronavirus quizás fue uno de los mayores golpes que atravesaron en años, pues dejaron de trabajar y generar recursos económicos para su sustento.

Los vecinos de la OTB Killman les llevaron almuerzo, algún domingo chicharrón. La solidaridad de la gente les permitió tener algo para comer durante el periodo estricto de confinamiento.

“Nos llegó ayuda de los vecinos, nosotros tenemos un compromiso con ellos, invitamos a muchos niños para que disfruten de las maquinas del parque, es mínimo en relación a lo que hicieron por nosotros”, dijo José.

La orden religiosa de los Franciscanos también se solidarizó con los cirqueros y cada 15 días les llevaron víveres para que cocinen.

Una vez que se flexibilizó la pandemia, salieron a vender las tradicionales manzanas acarameladas, piponas y mashmelos, con lo cual, pudieron sostener a cada uno de los trabajadores.

Actualmente ya se autorizó los eventos artísticos; no obstante, hay días que apenas llegan a cubrir lo mínimo necesario para su alimentación. “Podemos comprar pan, medio kilito de carne y frutita”, expresó.

Medio siglo de circo

José Muñoz Orellana, es el representante del circo Disney e inició su vida circense hace 50 años, empezó a los 12 en Chile, “Me escapé y nunca más me bajé del camión, como dice el dicho”, contó entre risas.

Su pasión nace en el colegio, cuando un payaso fue a dar un espectáculo. José lo conoció y vio cómo se pintaba, vestía, el cambio de voz que hacía y decidió que era lo que quería en su vida. “Yo lo que hacía era mirarlo, su cambio de personalidad, trabajando como payaso. Yo quería ser igual, un payaso y que la gente me aplauda y se ría”, recordó.

Fue payaso, trapecista, presentador, incluso hubo épocas en que hizo los tres trabajos en la misma función.

De payaso pasó a ser trapecista y volar, su pasión lo llevó a trabajar en el mejor circo de Chile con uno de los artistas más reconocidos en ese país Tony Caluga.

Incluso llegó a trabajar en un circo ruso, donde fue maestro de ceremonia y viajó por toda Latinoamérica.

Medidas de bioseguridad

El circo Disney cuenta con todas las medidas de bioseguridad para para eliminar los riesgos tanto de lo espectadores como de los artistas.

Tienen termómetro, lavamanos, se realiza la desinfección al ingreso y solo se puede entrar con barbijo, en el caso de que el visitante no cuente con uno, ahí mismo se comercializa los cubre bocas.

El circo está ubicado en la avenida 6 de Agosto en el Parque Killman, las funciones son de lunes a viernes en los horarios de 18:30 y 20:30, los fines de semana presentan tres funciones: 16.30, 18.30 y 20.30. Actualmente se encuentran con la promoción del “Gancho”, dos personas entran con un boleto.

Una vida de circo

Todos los jóvenes y señoritas que presentan la función en el circo, nacieron ahí. Es el caso de Antoinette, que nació en el escenario, ahora tiene 15 años. Hace monociclo, altura, equilibrio, hula hula, además de hacer personajes. Su aspiración es llegar a formar parte de los grandes circos europeos.

Los pequeños hermanos de Antoinette, pese a que son niños ya forman parte del espectáculo, su gran momento llega cuando los presentan en cada función al público.

En el diario vivir cada familia comparte con los suyos, pero en fechas especiales como las fiestas de fin de año, preparan una cena común haciendo camaradería.

“Aquí donde nos ganamos los porotos (dinero), nos comemos los porotos”, afirmó José.