Sobre Chisako Kakehi, la llamada viuda negra japonesa, se sabe que comenzó su vida laboral como empleada en una imprenta. Luego, a los 24 años, en los comienzos de la década del 70, se casó por primera vez y junto a su marido, crearon una fábrica de telas en Osaka, una de las grandes ciudades de Japón.
De acuerdo a la información de Asahi News, el matrimonio duró 25 años y terminó con la muerte de él, en 1994. A partir de ahí, no hay demasiados datos ciertos sobre la vida de ella. Algunos sitios internacionales dicen que la empresa conyugal se desmoronó y fue declarada en quiebra. Mientras que otras publicaciones afirman que Chisako realizó algunas operaciones financieras que no tuvieron buen resultado.
VIDA DE VIUDA
Ya en la primera década de este milenio, Kakehi estaba embarcada en otro plan para su vida. Mucho más ambicioso, astuto, y también de mayor riesgo. Su primer paso fue anotarse en una agencia de citas, con la intención de buscar un perfil muy determinado de hombres. Su interés estaba enfocado en posibles candidatos de edad avanzada y con un excelente pasar económico. Pero nada hacía pensar que esa selección formaba parte de la trama de un plan criminal, pensado al detalle.
Kakehi comenzaba a vincularse con ellos. Cuando la relación se afianzaba, se casara o no, procuraba que una jugosa herencia o un abultado seguro de vida quedara a su nombre o que alguna situación puntual la beneficiara. Con todo arreglado, procedía a envenenarlos con pastillas de cianuro.
LAS VÍCTIMAS
El primer damnificado de Kakehi fue Toshiaki Suehiro, de 78 años. El, además, fue el único que logró sobrevivir al accionar de la viuda negra. Aunque, los medios locales informaron que quedó con “una disfunción incurable y discapacidad visual”. Un año después murió, al parecer, por un motivo que no estuvo relacionado con la intoxicación. El sitio El Tiempo de Colombia cuenta que Kakehi le debía a Suehiro una importante suma de dinero. Al poco tiempo de su muerte, se encontró una sospechosa carta de él hacia sus hijos que aseguraba que la mujer había saldado esa suma.
El siguiente caso sucedió en 2011. Masanori Honda y la indefendible mujer habían comenzado una relación. Todo marchaba muy bien. Además, él tenía una buena salud. Sin embargo, después de un encuentro entre ambos, él salió en su moto, perdió el conocimiento mientras conducía y a las dos horas, murió. Al parecer, él quería casarse y ella ya tenía otros vínculos.
Luego, llegó el turno de Minoru Hioki. La pareja de casados había salido a cenar y ni bien terminó la comida el hombre se desvaneció. Llamaron a una emergencia y la mujer rechazó la opción de la reanimación. Las investigaciones determinaron que habían mezclado pastillas de veneno entre sus medicamentos
A los dos meses, llevó a cabo otro intento, con la muerte de Isao Kakehi, con quien se había casado hacía muy poco. Esta vez todas las alarmas se encendieron aunque fueron muy tarde todo apuntaba a ella.
DESENMASCARADA
Kakehi fue arrestada en 2014, inmediatamente después del crimen. En el juicio, ella aceptó haber sido la responsable de los tres asesinatos y remarcó que la muerte de su primer marido fue por causas naturales. Del último caso, dijo que el motivo fue que él no le daba dinero para su manutención.
Al mismo tiempo, algunas fuentes calculan que ella llegó a recaudar de esta manera siete millones de dólares. En 2017, fue condenada a pena de muerte. A pesar de haber dicho unos años antes “si me dan el castigo máximo, me reiré”, apeló la sentencia con el argumento de una demencia. Agencias