Yapacaní, bastión del MAS y el narco, sacó a la Policía 5 veces

En los últimos 14 años la Policía ha sido expulsada de Yapacaní, Santa Cruz, al menos en cinco oportunidades. Fue obligada a dejar la población entre palazos y pedradas, para poco después ser convocada nuevamente con muestras de arrepentimiento.

Este fenómeno, según dicen algunos pobladores del lugar, está relacionado con la politización de los dirigentes sociales, quienes en su mayoría son afines al Movimiento Al Socialismo (MAS), pero también a personas ligadas al narcotráfico que mueven masas en busca de sus propio beneficio. Al final la población en su conjunto es la más afectada.

“Yapacaní es visto como el bastión del MAS. Es cierto también que hay gente que está en cosas ilícitas. Todo eso es verdad, pero acá somos 74.000 habitantes, y los que están ocasionando problemas siempre son 100 a 200 personas. A la mayoría no le interesa la política, ni todo es puro narcotráfico. Esto al final es una pugna entre el MAS y el Gobierno actual y los que más sufren son aquellos que no tienen nada que ver con un partido político”, manifestó Freddy Machaca, representante de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de la provincia Ichilo.

La pandemia del coronavirus ya comenzó a castigar a Yapacaní, y a eso se suma la violencia característica en esta región. El pasado lunes una turba intentó destruir cuatro antenas de telefonía móvil porque algunas personas informaron que transmitían el coronavirus. La Policía se interpuso y actuó de inmediato, pero a las pocas horas tuvo que replegarse a una población cercana ante los ataques recibidos por parte de la muchedumbre.

La primera vez que ocurrió algo similar fue allá por 2006, según recuerda un periodista del lugar que pidió el anonimato. Fue durante los conflictos generados para la aprobación de la Asamblea Constituyente.

Después, en 2012, la población se volcó contra David Carvajal, un alcalde masista, y el conflicto culminó con tres muertos y la Policía lejos de Yapacaní.

En noviembre de 2019, tras la renuncia de Evo Morales por el fraude electoral, nuevamente los uniformados tuvieron que salir del lugar para recuperarlo poco después con apoyo de las Fuerzas Armadas.

El 30 de abril de este año la estación policial en este municipio fue asaltada por pobladores que buscaban recuperar sus motocicletas, confiscadas por haber incumplido la cuarentena. Una vez más, los policías se marcharon del lugar ante el riesgo de su integridad.

Por varios días, la población pidió el retorno de la Policía por la desprotección en la que se encontraban y porque no podían cobrar los bonos otorgados por el Gobierno. Los uniformados retornaron después de que se llegara a acuerdos para resguardar su integridad. Pero la historia se repitió el pasado lunes, cuando los del verde olivo tuvieron que replegarse nuevamente ante los ataques de una turba.

Los policías se fueron al municipio próximo de Santa Fe. Los militares, que en un principio fueron a apoyarlos, regresaron a su cuartel en Buena Vista, y Yapacaní se quedó, una vez más, sin fuerzas del orden.

El dominio del MAS en esta población es claro. Los denominados Interculturales (en el pasado colonizadores), una agrupación con peso en Yapacaní, son afines a este partido político. Siete de los nueve concejales son del MAS, y el alcalde Vicente Flores también pertenece a esta fuerza.

El periodista entrevistado señala que el narcotráfico también está presente, e incluso se sabe de algunas familias que pagan a jóvenes de otros municipios para que causen problemas y ataquen a la Policía.

Por demás está mencionar los casos que ligan a este municipio con el tráfico de drogas. Uno de los últimos fue el de Dora Vallejos, conocida como “La Reina del Norte”, quien tiene un patrimonio de 150 millones de dólares y siete propiedades en Yapacaní, además estaba ligada al MAS.

Machaca, quien conoce esta realidad, lamenta que su municipio haya quedado etiquetado de esta manera: narcotráfico, masismo, violencia contra la Policía. Una vez más, él asegura que la mayoría de la población está en contra de estos actos delictivos y ahora clama por ayuda, pues sufre el flagelo de la Covid-19. “Por favor, espero que el Gobierno escuche este pedido. Necesitamos ayuda médica, la gente se está muriendo”. Agencias