El brutal daño colateral que está causando el Covid-19 al mundo

La situación actual deja la problemática del medio ambiente en un plano muy secundario. Sin embargo, aquellos que nos dedicamos a la contaminación ambiental no podemos bajar la guardia.

Se ha observado un incremento en la producción y consumo de material plástico, sobre todo de usar y tirar. Este aumento se da tanto en el uso hospitalario como en el uso doméstico y probablemente irá en aumento a medida que avance el desconfinamiento de los ciudadanos.

No debemos olvidar que la contaminación por plásticos es uno de los principales problemas ambientales del planeta según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicado en 2019.

EL PLÁSTICO PARA USOS HOSPITALARIOS

El plástico es un material imprescindible para los equipos de protección individual (EPI) del personal sanitario. Las mascarillas que utilizan, las denominadas FPP, tienen un material filtrante constituido por un entramado de fibras plásticas que retiene los virus.

Además de las mascarillas, otros EPI también hechos de material plástico son los guantes, las batas impermeables, las gafas y viseras y las pantallas protectoras faciales. Pero el uso de material plástico en los hospitales no se reduce a los EPI. Incluye también diversas piezas para equipos médicos, como respiradores y ventiladores, jeringas de policarbonato, tubos médicos de PVC, bolsas de sangre…

A causa de la pandemia, la generación de residuos hospitalarios se ha incrementado de forma exponencial. Por ejemplo, los residuos generados en los hospitales asturianos se han multiplicado por cuatro, estimándose en unas 185 toneladas durante el mes de abril.

PLÁSTICO EN EL ÁMBITO DOMÉSTICO

Lamentablemente, ya se han empezado a ver mascarillas flotando en las playas del archipiélago de Soko, situado entre Hong Kong y Lantau. Es el indicativo de una mala gestión de este residuo.

Cuando salimos a la calle también utilizamos otros artículos sanitarios de un solo uso como guantes, geles hidroalcohólicos o toallitas desinfectantes. Después de su utilización, mascarillas, guantes y toallitas deben ir al contenedor de resto, por lo que tampoco entrarán en el círculo de reciclaje.

La pandemia de COVID-19 también ha aumentado el consumo de otros plásticos desechables como bolsas, botellas de agua, recipientes para enviar comida a domicilio o embalajes del comercio por internet. Un informe de Ecoembes señala que desde el inicio del estado de alarma se ha incrementado un 15 % la recogida de material en los contenedores amarillos. Este aumento se debe a un mayor consumo dentro de los hogares como consecuencia del confinamiento de la población.

NUEVOS USOS DEL PLÁSTICO DURANTE LA DESESCALADA

Se está incrementando el uso de mamparas protectoras que actúan como barrera física y aumentan la seguridad de clientes y trabajadores. Estas mamparas ya se han instalado en comercios como farmacias o supermercados y se está evaluando su incorporación en bares y restaurantes, e incluso en el interior de los aviones.

Tanto las mamparas como los cubículos se fabrican con metacrilato, también conocido como plexiglás. Es un material plástico transparente, irrompible, flexible y resistente que proviene del propileno, uno de los productos resultantes de la refinación del petróleo.

Al igual que todo el material plástico, el empleo de metacrilato requiere de diferentes aditivos químicos, como los retardantes de llama o los filtros solares.

Las mamparas y cubículos tienen una vida útil de unos 10 años. Pero la realidad es que, una vez superada la crisis sanitaria, todo este material será retirado y nos encontraremos con una gran cantidad de residuo plástico. Deberemos ser capaces de gestionarlo correctamente, evitando su impacto ambiental en ecosistemas terrestres y acuáticos.

¿UN PASO ATRÁS EN LA REDUCCIÓN DEL PLÁSTICO?

Hasta la llegada de la pandemia de COVID-19, el 2021 parecía ser un año crucial en la lucha contra el empleo abusivo del plástico. Sobre todo para los de un solo uso, que deberían estar prohibidos en la Unión Europea a partir del año que viene.

La ironía es que, hasta antes de la pandemia, la sociedad estaba plenamente concienciada de los problemas de sostenibilidad de los plásticos. Sin embargo, la necesidad de contener la propagación del virus ha causado el resurgimiento del plástico como un material indispensable.

Es cierto que por motivos de higiene y salud no es factible prohibir el uso de plásticos de un solo uso mientras dure la emergencia sanitaria. Pero es muy importante evitar que, una vez resuelta la crisis, se produzca un mayor problema ambiental. No hay que olvidar que la problemática de la contaminación por plásticos seguirá aún presente.

Urge el desarrollo de materiales alternativos a los plásticos más biodegradables y más reciclables, así como el avance en el diseño de nuevos aditivos químicos que sean menos contaminantes. Si a día de hoy dispusiéramos de estas soluciones, el actual incremento del uso de material plástico no estaría afectando tan negativamente al medio ambiente.

Publicado originalmente en The Conversation