La wallunk’a ofrenda a la vida, amor y la alegría

Tras jornadas memorables en homenaje a los difuntos, 1 y 2 de noviembre, donde según las tradiciones se rinden honores a los nuevos fallecidos con ofrendas de mesas (mast’akus) repletas de masitas, dulces, frutas, comidas y bebidas que en vida fueron del deleite y preferencia de los seres queridos ausentes. Durante estos días, según la cosmovisión andina, las almas de los difuntos realizan un largo viaje del más allá para disfrutar de los placeres terrenales en compañía de sus familiares.

Pasado el mediodía del 2 de noviembre, como por arte de mágico encanto, desaparece todo signo de tristeza y tormento para apoderarse de toda la dicha y el gozo, pues comienza el ritual de las wallunk’as como una ofrenda a la vida y al amor que son los signos de alegría, alborozo y diversión.

Según los tradicionistas vallunos, la wallunk’a es una práctica y ofrenda de sana sensualidad y desborde de erotismo que tiene como a protagonistas a las hermosas doncellas vallunas: las cholitas que son el centro de todas las atenciones, apetencias y deseos desenfrenados que, muchas veces, terminan en el altar.

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