Dueño de restaurante le prometió llegar a EE.UU. pero la abandonó en México

Una mujer denuncia que fue víctima de trata de personas por parte del dueño de un restaurante en Cochabamba, quien prometió llevarla a Estados Unidos para trabajar en una sucursal que supuestamente estaba abriendo. Para lograrlo, contrajo deudas, pero fue abandonada en México.

Hugo Iriarte, abogado de la víctima, informó que su cliente pidió prestado 20 mil dólares y se los entregó al hombre que prometió llevarla a Estados Unidos, cubriendo supuestamente los costos del viaje y sus honorarios. Ana contactó a esa persona porque familiares le contaron que él aseguraba llevar legalmente a gente a ese país. El primer encuentro ocurrió en julio de 2024, donde él le comunicó que estaba por abrir una sucursal de su restaurante en Estados Unidos y que trabajaría allí. Ante la necesidad, Ana aceptó la propuesta, solicitó el préstamo y confió en la palabra de esa persona, quien – según afirma – se presentó como un empresario exitoso con importantes contactos.

Tres meses después —según Iriarte— el hombre le entregó el pasaje. El 9 de octubre salieron de Santa Cruz hacia Lima y luego viajaron a México: primero a Cancún y después a Ciudad de México. No cumplió sus promesas. Debían hospedarse en habitaciones separadas, y el dinero entregado debía cubrir la estadía, la alimentación y el transporte. Sin embargo, la obligó a compartir habitación con él y, además, comenzó a pedirle más dinero, según la denuncia.

Según la denuncia, el hombre abandonó a la mujer en una zona “marginal” de Ciudad de México, donde le indicó que debía trabajar como empleada doméstica. En ese lugar, personas desconocidas le quitaron sus documentos y le exigieron 8.000 dólares para devolvérselos.

El informe de flujo migratorio, emitido a requerimiento fiscal el 9 de julio de este año, confirma que tanto la víctima como el denunciado salieron de Bolivia el 9 de octubre de 2024. Él regresó el 19 de noviembre, mientras que ella volvió el 10 de diciembre.

Finalmente, Ana logró comunicarse con sus familiares, quienes buscaron al empresario. A través de otra persona, gestionaron su retorno al país, aunque —según ella— antes de partir la amenazaron con “desaparecerla” si se atrevía a denunciar. OPINIÓN

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